Mi sobrina mas que alegre andaba ansiosa. A cada rato a todo el que encontraba por su camino le preguntaba la hora y sin demorar con su voz infantil y un rostro que enterneceria a cualquiera,
volvia a preguntar:
¿Y CUANTO FALTA PARA LAS DOCE?
La espera por abrir los regalos la deseperaba. Era la primera navidad en sus cortos seis años en que no se dormia y tampoco veria los regalos antes de dormirse sin esperar las doce para abrirlos como manda la tradicion.
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